jueves, 2 de mayo de 2013

Las ideas acerca del autoritarismo mexicano en “La sucesión presidencial en 1910”. Causas y vías para superarlo.


Madero nunca pretendió antes del Plan de San Luis el cambio violento del régimen de Díaz. Madero siempre abjuró y condenó los movimientos violentos.

Francisco I. Madero no planteó inicialmente una revolución, él prefería un cambio político pacífico para México. En su obra “La sucesión presidencial en 1910”, propuso la creación de un partido político y buscó motivar a los ciudadanos para que se interesaran en la contienda electoral de 1910. Los males de México, los ubicó en el “absolutismo” del ejercicio del poder y, por ello, apostó por la instauración de una democracia. “La sucesión presidencial en 1910” defendió el antirreleccionismo como principio básico de la organización política del país, aunque Madero conciliadoramente con el antiguo régimen, estuvo dispuesto a negociar con Porfirio Díaz una última reelección a cambio de que el vicepresidente fuese elegido libremente por los ciudadanos. Las ideas de Madero sobre el cambio político, no son para muchos estudiosos tan radicales como podría suponerse, pues Madero se preocupó sobre todo por la permanencia antidemocrática de Díaz en el poder y su sustitución en el mismo por medio de elecciones libres. Su tesis no radicó en una transformación total de las instituciones sino en el fin del dominio de Díaz en la política nacional.
Francisco Madero
En el Plan de San Luis, que se redactó en San Antonio, Texas una vez que Madero se fugó de la penitenciaria de la capital potosina, es en donde Madero convocó a todos los mexicanos a la lucha armada para el 20 de noviembre de 1910 a las seis de la tarde de ese día.
El análisis que realiza en “La sucesión presidencial en 1910”, es propio de los teóricos de la transición. Su concepción acerca de las características autoritarias del régimen de Díaz da cuenta de ello. Así, Madero considera que el mal de México y de muchas naciones latinoamericanas está en la práctica del militarismo. Según Madero, los militares que destacan por sí mismos, al margen del pueblo y de las instituciones liberales, le cobran a la nación sus servicios y suelen mantenerse en el poder antidemocráticamente.
En oposición a los regímenes “absolutos” Madero menciona los regímenes democráticos, en donde existe libertad y, poderosos partidos políticos que hacen oposición a los actos de gobierno.
La caracterización de Madero sobre los regímenes “absolutos” y democráticos coincide, como ya se dijo, con las notas que sobre los mismos desarrollan las teorías políticas contemporáneas.
Para enfrentar las condiciones de poder autoritario, Madero estimaba que era preciso que las elecciones de 1910 fuesen libres, abiertas y justas y, que para impulsar una candidatura alternativa a la de Díaz, se requería formar un partido, el que en convención democrática se debía elegir a su candidato a la presidencia.

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