miércoles, 1 de mayo de 2013

El Plan de San Luis y la propuesta revolucionaria.


En el Plan de San Luis hay una excepción sobre la omisión de propuestas de transformación institucional y ésta tiene que ver con los derechos agrarios. Madero se pronuncia por establecer la justicia para los campesinos y los pueblos indígenas. Comienza por cuestionar la ley de terrenos baldíos del porfirato y señala que numerosos pequeños propietarios, en su mayoría indígenas, han sido desojados de sus terrenos, ya por acuerdos de la Secretaría de Fomento, o por fallos de los tribunales de la república.

En el Plan de San Luis, Madero convoca a los ciudadanos de la República a tomar las armas para poner punto final a la dictadura. El plan es consecuencia como ya se mencionó de la aprehensión de Madero antes de las elecciones de 1910 y a que éstas fueron total y evidentemente fraudulentas. Los primeros puntos del plan tienen por propósito declarar nulas las elecciones para presidente y vice-presidente de la república, magistrados a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Diputados y Senadores, celebradas en los meses de junio y julio de 1910. Además, se desconoce el gobierno del general Díaz y a todas las autoridades que fueron electas en esas elecciones y que son consideradas fraudulentas.
Concluye que, todo el engranaje administrativo, judicial y legislativo obedece a una sola voluntad que es la del dictador. Su propuesta consiste en que Díaz deje el poder pero no elabora un diseño integral de transformación institucional. En el punto tercero del Plan señala que para evitar, hasta donde sea posible, los trastornos inherentes a todo movimiento revolucionario, se declaran vigentes, a reserva de reformar oportunamente por los medios constitucionales, aquellas que requieran reforma, todas las leyes promulgadas por la actual administración y sus reglamentos respectivos, a excepción de aquellas que manifiestamente se hallen en pugna con los principios proclamados en el plan. Se anuncian, que una vez triunfante la revolución, se conformarán comisiones de investigación para que éstas dictaminen acerca de las responsabilidades en que hayan podido incurrir los funcionarios de la federación, estados y municipios.
Madero eleva en el Plan de San Luis a rango constitucional el principio de no reelección de los cargos de elección popular. Destaca igualmente la importancia que en su lucha ha tenido el Partido Nacional Antireeleccionista para confirmar las tesis de democracia liberal que había sostenido en “La sucesión presidencial en 1910”.
El diseño institucional de Madero no va más allá, con la excepción repetida en el Plan de San Luis, para exigir rendición de cuentas a los funcionarios del porfiriato y a sí mismo, sobre los recursos que él hubiese empleado durante la lucha armada para que ésta fuese exitosa. 
En materia agraria, el Plan contenía sus elementos más revolucionarios. En otros asuntos, Madero prefería conciliar intereses, ya se tratara del respeto a la legalidad producida por las instituciones del porfiriato o, en cuanto a los compromisos contraídos por la administración porfirsta con gobiernos y corporaciones extranjeras antes del 20 de noviembre de 1910, sobre los que el Plan anunciaba que se mantendrían.
El Plan de San Luis tuvo éxito. La lucha revolucionaria de Madero duró sólo seis meses. Porfirio Díaz dejó el poder presidencial y abandonó el país. Francisco León de la Barra fue presidente provisional durante algunos meses, se convocaron elecciones y a consecuencia de ellas Madero y Pino Suárez fueron elegidos respectivamente mediante el voto popular presidente y vicepresidente de la república

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